Hong Kong – 2010 – 112 min
JUEVES 13 DE ABRIL – 20:30 HS – en TEATRO LA LUNA Pasaje Escutti 915 – Córdoba
Entrada libre :: Contribución voluntaria
Documental que cuenta la historia brutal de unos hombres castigados por el gobierno chino a trabajos forzados en el desierto del Gobi. Hablamos de los años 50, de los programas de ‘reeducación’ de los comunistas chinos, de la brutalidad convertida en programa político.
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Compartimos un fragmento de la entrevista que le realizó M. Martí Freixas.
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Wang Bing: “Cada persona es una persona”
Wang Bing no habla inglés y yo desconozco completamente el idioma chino. Tradujo el intercambio Graciliana Loureiro. Por miedo a preguntas complicadas que se perdieran en el proceso de traducción entre dos idiomas lejanos y especificidades del lenguaje cinematográfico, procuré hacer preguntas sencillas. Aunque la entrevista duró más de una hora y el encuentro se alargó más de dos, con paseo y charla distendida, no acabé de profundizar en algunas cuestiones. Me hubiera gustado poder indagar más sobre algunos temas del rodaje y también varios sobre el proceso de montaje, entre otros. Después del primer encuentro y generada cierta confianza, hubiera necesitado un segundo día para poder ir más lejos en nuestra conversación. Lamentablemente no fue así. Este es el resultado final.
¿Dónde vives y a qué te dedicas? ¿Además de la realización, haces otras actividades vinculadas al cine?
Vivo en Pekín. Siempre estoy haciendo películas, no tengo tiempo para más. (Ríe).
La mayoría de tus películas se basan en estar mucho tiempo con la gente que filmas. Muchos meses, más de un año… ¿Cómo empiezas a trabajar con estas personas? ¿Qué relación estableces con ellas?
Antes de filmar paso mucho tiempo en los sitios y con esas personas. Si después de este tiempo me interesan las historias de sus vidas, lo que me explican, si tengo alguna conexión con ellos, entonces decido hacer una película. Para poder filmar del modo en que lo hago, antes debo entender realmente la perspectiva de cada persona.
O sea, no filmas de inmediato. Dejas pasar tiempo. ¿Cuánto tiempo?
Es difícil de decir, depende de cada situación. Por ejemplo en ‘Til Madness… ya sabía del funcionamiento de los hospitales psiquiátricos en mi país. Hace 10 años estuve visitando varios, en 2002. En ese momento no pensé en hacer una película. Luego volví, visité algunos otros y decidí hacerla.
Cuando filmas estas personas estás muy cerca, físicamente, los cuerpos están a poca distancia, tu presencia física es constatable. A pesar de la proximidad corporal, las personas filmadas muy a menudo actúan como si no estuvieras, pareces El Hombre Invisible. ¿Cómo llegas a este punto intermedio de presencia / ausencia? ¿Cómo lo haces?
(Ríe). Lo hago todo yo solo, todo el equipo va conmigo. Me gusta concentrarlo todo en mi cuerpo, así me acerco físicamente a las personas, es algo real, directo. Lo que el espectador ve es directamente lo que yo estuve haciendo, como si viera a través de mi cuerpo.
¿Qué ocurre si cuando estás filmando te surgen inconvenientes, gente que no quiere ser filmada?
Me sucede pocas veces porque cuando empiezo a filmar ya me conocen. Es un proceso muy natural. En todo caso, si alguien me dice que no quiere aparecer, entonces paro.
El sonido también lo haces tu. ¿Llevas percha o auriculares?
Hago el sonido yo también, sí, para concentrarlo todo en mí. No llevo percha ni auriculares. Voy con el micrófono incorporado en la cámara y controlando el audio a través de la barra de sonido que aparece en la pantalla. A veces me da problemas, en este rodaje la pieza que encaja el micrófono a la cámara se desenganchaba y tenía que ir apretándola, me fastidió el sonido algunas veces. Todo es muy casero.
Tus películas son largas: tres horas, cuatro, nueve… Una vez, en un pequeño comentario de una revista de cine, leí que estabas enfadado porque te habían obligado a hacer una versión corta de Three sisters (San zi mei, 2012) de noventa minutos y decías que esa versión no conseguía expresar lo que tú querías. ¿Porqué crees que necesitas este tiempo?
Creo que necesitas una conexión para entrar en una película. Cada detalle, cada movimiento de los cuerpos, necesita ser entendido. En mis películas necesitas esto, llegar a conocer bien las personas filmadas. Pero no estaba enfadado, sólo que en la televisión querían una versión de noventa minutos y tuve que recortarla.
Pero también necesito tiempo para filmar. En Three sisters me faltó tiempo, caí enfermo al final y tuve que parar. Hubiera necesitado unos diez días más. ‘Til Madness Do Us Part también, estuve cuatro meses filmando pero creo que para ser perfecta necesitaba dos más, es corta y faltan detalles. También filmé mucha gente y luego tienes que elegir y descartar. Podría durar seis horas.
Para mí es perfecta. En West of the tracks (Tie Xi Qu, 2003), que fue tu primera película, estuviste mucho tiempo filmando. Me gustaría saber si fue para tí una revelación, qué fuiste descubriendo en ti mientras filmabas ese proyecto que no sabías donde iba a llegar, ni si se concretaría en tu primera película.
En esa ocasión me pasé dieciocho meses filmando. La parte técnica ya la había aprendido en los estudios, me fue muy útil. Pero lo que descubrí fue como avanzar en un tema, como conectar con una historia. Eso no lo aprendí en la escuela.
¿Tus películas se proyectan en China?
En las salas de cine no ponen este tipo de películas, documentales… Se han visto en sitios alternativos, como locales o bares, así como en algunas universidades pero no muchas. También circulan con copias en DVD, van de mano en mano, entre amigos, conocidos.
Tu película (Til Madness Do Us Part) me hizo volver a creer en el cine contemporáneo. Hoy en día estamos desbordados de películas, las producciones son constantes y numerosas, hay un overbooking de imágenes…
Cada vez hay más películas y la calidad disminuye.
¿Dentro de esta abundancia sigues algun autor en concreto, alguno que aprecies especialmente?
No lo sigo mucho. Por lo que respecta a España conozco a Jaime Rosales, con quien estudié y pasamos mucho tiempo juntos. Sus películas pero son diferentes a las mías. Él mira las personas desde la distancia, con planos abiertos, lejanos, con encuadres muy bien construídos. Me gusta lo que hace Pedro Costa. Le estoy además muy agradecido, él me ayudó a darme a conocer al principio. Estoy de acuerdo en lo que comentabas del exceso de filmes pero ayer por ejemplo vi aquí una película americana muy buena… (saca el billete de la entrada: Stemple Pass, de James Benning. Le comenté que por el hecho de estar en inglés no podía haber seguido el texto y respondió que había percibido por donde iba y que le había gustado mucho).
Conozco mejor y me agradan mucho los italianos clásicos, Rossellini pero sobretodo Antonioni. Es quien más me impactó cuando estudié cine, me gusta mucho como entra en las personas y en las historias. Su película China (1972) fue algo especial, pues hasta la fecha solo había visto este tipo de películas a través de cineastas nacionales, verlo a través de una mirada foránea fue novedoso para mí.
¿Tienes relación con otros cineastas chinos contemporáneos?
No.
¿Cómo buscas el dinero? ¿A través de productores europeos?
Estoy en ello, buscando como hacer la parte económica. Después de ‘Til Madness… tengo el bolsillo a cero. Con el premio del DocLisboa del año pasado por Three Sisters pude pagar esta nueva película, me vino muy bien. Pero ahora no tengo más para la siguiente. Cuando hice la primera película, West of the tracks, era más joven, tenía más tiempo, para explorar… Ahora ya soy más viejo. Estoy obligado a valorar más el tiempo y a valorar más cada película. A ser cuidadoso con los caminos que tomo, en decidir cual será el siguiente proyecto.
EXTRAIDO DE http://www.blogsandocs.com/?p=5995