Una novia de Shanghai, de Mauro Andrizzi

Argentina – 2016 – 73 min

JUEVES 3 DE NOVIEMBRE A LAS 20:30 HS EN EL TEATRO LA LUNA

Pasaje Escutti 915 – Córdoba :: Entrada libre – Contribución voluntaria

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El filme fue pensado y rodado a lo largo de seis meses de residencia de Andrizzi en el histórico Peace Hotel de Shanghai, lugar donde el realizador de “Iraq Short Films” y “En el futuro” armó la preproducción de la película, formó un equipo de técnicos de origen chino y ensayó escenas con actores locales y Lorena Damonte, la única actriz argentina que participa del filme.

¿Cuál fue el mayor desafío que implicó filmar en Shanghai?
Mauro Andrizzi: El desafío fue filmar en una megaciudad que apenas conocía, en un idioma que no hablo, y armar un equipo sorteando la barrera del idioma. En seis meses tuve que buscar las locaciones, los actores, los técnicos, presupuestar una y otra vez, reescribir el guión todo el tiempo, y finalmente filmarlo.

¿Y cómo recibieron allá este modo independiente y alternativo de encarar el cine?
MA: Me decían “el loquito argentino” tanto por la pasión que le ponía como por un modo de producción extraño para los altísimos presupuestos que ellos manejan, que no bajan de los tres millones de dólares para una ópera prima. Cuando le conté a la primera productora con la que trabajé allá cuánto dinero tenía para hacer la película, pensó que había un problema de traducción en los números. Así que un poco por cariño, por compasión, o porque les gustaba el proyecto genuinamente, mucha gente se fue sumando y aceptando trabajar de una forma diferente a la que es usual allá.

¿Cómo definirías el filme?
MA: Es una comedia al estilo de la “screwball comedy” americana (un subgénero en el que priman la velocidad, el absurdo y los enredos), donde los dos protagonistas recorren gran parte de los barrios de la ciudad con un ataúd y un cadáver, yendo desde la parte vieja hacia la parte nueva para llegar al puerto de Shanghai. La historia está protagonizada por dos chatarreros vagabundos que juntan basura y desperdicios por las calles y que, por encargo de otra persona, tienen que cruzar la ciudad con un ataúd robado de un cementerio para poder unir a una pareja de amantes más allá de la muerte.

Y ahí se disparan una serie de situaciones.
MA: Sí claro, hay cosas como una persecución policial o unos borrachos que quieren robar el ataúd, pero más allá de eso el humor surge principalmente de los contrastes entre ciertas costumbres y tradiciones milenarias y una forma de vida posmoderna propia de la ciudad cosmopolita que es Shanghai.

De hecho te metés con la cultura china actual a partir de los contrastes, entre las tradiciones y la modernidad y también las diferencias arquitectónicas entre la ciudad vieja y la nueva.
MA: Muestro la China hipermoderna y potencia del siglo XXI, cruzada por algunas tradiciones que están aún muy presentes en la sociedad china, creo que se ve el cruce de la modernidad y las tradiciones ancestrales, y también se muestra cómo el capitalismo afecta a algunas costumbres. La China moderna es una mezcla de eso, del futuro con el acervo cultural milenario.

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¿Y el origen de la historia que tiene a dos vagabundos arrastrando un ataúd?
MA: Todo comienza cuando un hombre que está a punto de morir le pide a sus familiares que traigan el cadáver de la mujer que amaba para enterrarlo a su lado, por lo que ellos les encargan a estos dos vagabundos que lo roben de un cementerio y atraviesen toda la ciudad para cumplir el último deseo del moribundo. Como decía antes, la comedia y el absurdo surgen del contraste entre lo moderno y lo tradicional, pero la película es también una comedia negra en algún punto, porque muestra algunas cosas truculentas que ocurren en la ciudad. La historia fue surgiendo a medida que me iba adentrando en la investigación que hice de la cultura china antes de escribir el guión.

Podemos imaginar también que hubo una serie de accidentes en el rodaje que se desarrollaba en las calles de la ciudad.
MA: La muerte es tabú en todo el mundo, y en China el tabú está muy presente en la gente más tradicionalista. Y como nosotros andábamos cargando una ataúd por toda la ciudad, nos pasaban cosas como que nos paraban por la calle para decirnos que era de mala suerte andar cargando un muerto de un lado a otro . En un hotel necesitábamos que un recepcionista dijera que un viejito se había muerto en una de las habitaciones, y no hubo forma de que dijera la palabra “muerto” porque no le gustaba la idea que alguien se muriera en su hotel, ni siquiera en la ficción.

Trailer

Fuente: http://www.telam.com.ar/notas/201609/164702-cine-estrenos-salas-proyecciones-pantallas–shangai.html

 

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